“EL TRABAJO MÁS
REVOLUCIONARIO
QUE PUEDE HACER UNA
MUJER
ES LA CRIANZA DE SUS HIJOS”
FABIANA BRINGAS
Periodista de Radio Nacional, condujo durante 5 años La Loca de la Casa,
un programa referente en los medios de Córdoba sobre la libertad de expresión y como espacio de difusión de los marginados.
Por su programa pasaron campesinos desalojados, familias fumigadas, ambientalistas,
gente oprimida... todo aquel que pelea por sus derechos sabe que tiene una compañera valiente que pone su oficio al aire para difundir lo que los medios privados callan:
darle voz a los sin-voz.
Entrevista a Fabiana Bringas, por la Lic. Patricia Carrizo. (publicado originalmente en la edición
n°14 de Revista Salegratis, Marzo 2011)
La Loca de la Casa
-Para la mayoría de la gente los temas que se tratan en tus programas resultan incómodos. ¿A qué público le hablás?
Fabiana -Desde un medio de comunicación masivo como es Radio Nacional uno apunta a la mayor cantidad de gente posible, pero lógicamente se produce un colador, la gente que se acerca es la que tiene una cierta sensibilidad para estos temas, para los demás les parece una tontería y te cambia, dice: ¿qué le pasa a esta? ¿qué pretende? ¿qué vivamos sin electricidad, sin autos? Sé que llego a un grupo reducido de gente. Pero también están los que me escuchan por primera vez y quedan enganchados.
-¿Cómo se gesta La Loca de la Casa?
-Uno va construyendo a través de su historia y de acuerdo a lo que le ha tocado vivir desde su infancia una forma de ver las cosas que te marca, te da una cierta sensibilidad. Yo vengo de una clase media baja, de padres campesinos que les tocó una vida bastante dura, mi madre fue ama de casa, de padres inmigrantes, con toda la carga que eso trae por lo que han sufrido. Todo eso, si no sos de madera, te hace mella, te marca. Y pienso que el periodismo y la radio en particular tiene que ser un medio “para” y no un fin en sí mismo. Toda profesión u oficio que elijamos tiene que servir para algo, para hacer un aporte en la sociedad en que vivimos, para producir una transformación y dejar algo en el mundo y en la época en que te toca vivir, si no, no sirve para nada. Sé que es una visión que no todos comparten, pero yo lo siento así. La radio tiene que servir para equilibrar, sobre todo un medio público como Radio Nacional que llega a tanta gente, ya que los medios privados tienen otro objetivo. Los medios de comunicación no estamos para resolver nada, pero sí para visibilizar y mostrar lo que pasa. Los temas que trato en el programa a veces son delicados, complicados, dolorosos, angustiantes, pero si no conocemos lo que está pasando nunca se va a producir esa transformación, y la radio es el medio más fácil para llegar a la gente porque es muy accesible.
-¿Qué caso es el que más te ha conmovido en estos cinco años de programa?
-Hay varios que me han hecho llorar mucho y me generaron mucha bronca, por ejemplo no puedo admitir que en la Argentina haya gente en el impenetrable chaqueño que se muera de hambre cuando en las ciudades se tira comida como si fuera basura. Pero lo que más me conmueve son los desalojos mediante la violencia, como el caso de Ramona que hizo que me quebrara en el aire (N. de la R. ver destacado más abajo), además en la forma tan cobarde como lo han hecho con una anciana, inclusive le han destruido el telar y le taparon el pozo de agua. Además ella había criado de niño a uno de los policías que la desaloja. Esto es lo perverso del sistema. Los chicos campesinos al no tener salida laboral tienen que ir a la ciudad para trabajar de policías y después son ellos mismos los que les toca desalojar a sus padres o vecinos. Y todo esto está apoyado por los medios de comunicación, sobre todo la televisión, que te llevan a pensar que si no tenés una ropa determinada, un auto o un celular, no sos nadie. Así los jóvenes campesinos sienten que si son campesinos no son nada.
-Tiene que haber un cambio en el paradigma del sistema. Ya no se puede apostar más al progreso como se entiende desde la revolución industrial, los años sesenta y los avances tecnológicos, porque eso es lo que nos ha llevado a esta situación de destrucción de los recursos naturales. Se necesitarían diez planetas como este para sostener el sistema de explotación para el consumo como está planteado ahora. Tiene que haber un desaceleramiento. Este “progreso” a lo que lleva es a una destrucción total del planeta. Todo esto está sostenido desde los medios de comunicación, que te llevan a consumir pero también a no pensar ni comprometerse. Solo importa el trabajar para poder generar dinero para comprar cosas que después vamos a desechar para comprar otras y se forma un círculo vicioso que se retro alimenta y genera mas tristeza, ansiedad, angustia y un vacío existencial tremendo que lo llenamos comprando más cosas... Como ser humano tenés que parar la pelota y pensar. Pero claro, eso te genera una crisis interna que es enfrentarte con vos mismo. ¿Y quién está dispuesto? Es todo como una gran droga, estamos adormecidos.
-¿Qué visión tenés del futuro?
-Yo tengo una gran confianza en el planeta. La gente sigue viendo al planeta como una cosa, una piedra que no tiene alma, que es lo que nos han enseñado, tanto desde la izquierda como de la derecha y desde la religión judeo cristiana donde ponen al Hombre como centro del universo que debe dominar a las fieras y a la naturaleza. La conexión, el cordón umbilical entre el Hombre y el planeta la tenían y la siguen manteniendo los pueblos originarios, esto de sentirse parte y no el rey del planeta. Y creo que las nuevas generaciones lo traen a esto incorporado, mas allá que les enseñemos o no, es algo que traen como una evolución del ser humano. El planeta tiene su propia inteligencia y no es estúpida, se va a defender. Este cambio ya se está produciendo, es indefectible. Vamos a ver un mundo caótico, tremendo, pero paralelamente se está produciendo un cambio. Estamos en el fin de una era y en el comienzo de otra.
-En tu programa siempre estuvo muy presente la feminidad ¿Cómo ves a la mujer en estos tiempos?
-No me interesa enrolarme en el feminismo. Creo que como movimiento ha sido valioso porque ha puesto sobre la mesa la discusión sobre los derechos de las mujeres, pero también ha tenido connotaciones negativas como que está en contra del hombre o es muy sectaria. Lo que hay que rescatar es el espíritu femenino, me refiero a la cuestión que está en la mujer pero también está dentro del hombre, porque todo hombre sensible tiene un espíritu femenino. Creo que las mujeres que han tenido la posibilidad de gobernar lo han hecho desde un espíritu masculino, con una energía violenta, agresiva, con falta de respeto y de amplitud, con autoritarismo; desde este punto de vista hemos fracasado como exponentes de las mujeres.
Y además en esto de equiparar los derechos, las mujeres hemos perdido espacios en el hogar como la crianza de los niños, o el hecho de cocinar, ya que creo que cuando servimos un plato de comida lo que servimos es un plato de amor a los seres que nos rodean. En cuanto a la constitución de las nuevas generaciones me parece que en la crianza las mujeres tenemos que estar ahí, cumplimos un rol fundamental. El problema es que nos sobre exigimos porque queremos ser profesionales y madres perfectas al mismo tiempo y a veces eso no se consigue, pero creo que más allá del apoyo de un compañero, si no tenemos metas demasiado ambiciosas, como de querer tener un status económico muy alto, o escalar demasiado en tu profesión, se pueden hacer las dos cosas. No tenemos que perder este espacio. Ahora, para las mujeres que nos consideramos idealistas y queremos hacer un aporte a la humanidad y cambiar el mundo para que sea más justo, no hay trabajo más revolucionario que la bien crianza de nuestros hijos. La mujer en su rol de madre hace un aporte social.
Ramona
y su lucha contra el desalojo
Ramona Bustamante es una campesina cordobesa de 84 años que se resiste a abandonar el campo que habita desde que nació. Su caso tiene ribetes jurídicos y políticos, en medio del avance de la soja y del desalojo de centenares de familias campesinas.
Ramona vivió toda su vida en un campo situado en el paraje Las Maravillas, cerca de Sebastián Elcano, en el norte cordobés. Por ser hija extramatrimonial, cuando falleció su padre en 1983, la ley no la protegía y la esposa y las hijas matrimoniales (medio hermanas de Ramona) la dejaron fuera de la declaratoria de herederos. Inmediatamente después las herederas vendieron el campo de 230 hectáreas.
Ramona vivió siempre en ese campo, donde tiene su rancho y vive de sus cabritos, como tantas otras familias de esa zona, donde los campos tenían hasta hace pocos años muy poco valor. Pero el avance de la soja en Córdoba, valorizó esos campos y provocó una avalancha de desalojos contra campesinos que vivían y viven desde hace muchísimos años, sin títulos pero como poseedores.
En 1984, los hermanos Scaramuzza, productores de soja de Oncativo, compraron el campo donde estaba Ramona, quien nunca se fue de su rancho ni renunció a sus derechos como heredera y como poseedora ancestral. En 1992, los hermanos Scaramuzza le hacen firmar a Ramona, que es analfabeta, un convenio de desocupación. Ella lo firmó porque le dijeron que así "se iban a terminar los problemas" y que iba a poder vivir tranquila en su rancho sin que nadie la molestara. Sin embargo, el 30 de diciembre de 2003 fue desalojada por la Justicia. Ella se resistió al desalojo y volvió a los pocos días, entonces la implacable Justicia la volvió a desalojar.
En 2009, la Cámara del Crimen de Dean Funes, sobreseyó a los hermanos Scaramuzza por el delito de fraude. El mismo día del juicio oral que la tuvo como querellante Ramona dijo que "del campo no me voy". Hoy el caso sigue abierto.
En el rancho que construyó luego de la topadora que la desalojó dos veces y rodeada de un desierto verde de soja, Ramonita continúa aferrada a la tierra que la vio nacer.
Fuente: Diario La Arena – La Pampa
http://www.laarena.com.ar
-Si te tuvieras que quedar en un sillón sentada mirando el jardín, tranquila, tomando mate con tu compañero, ¿Qué libro leerías y qué música escucharías?
-Elegiría pare leer una novela de amor, por ejemplo
El amor en los tiempos de cólera de García Márquez, una novela apasionante, chorreante y latinoamericana.
Y la música me gusta mucho, soy muy ecléctica. Puede ser Gilda, Lila Downs, Bach, Johnny Cash, pero si elijo uno sería un reggae porque es una música muy alegre con un mensaje de resistencia, comprometido, que creo es la forma de luchar, resistir con alegría y no desde el enojo, hay que resistir con amor, porque el enemigo trabaja con nuestro enojo y se fortalece.
La música reggae te llega y te moviliza.